Como Predicar Gratis el Evangelio
(y no corromperse en el intento)
Por: Mario Néstor Fleita
"Los pastores son todos ladrones", "Los evangelistas tienen dinero porque se lo quitan a la gente", "No vayas a esa iglesia porque te sacan el diez por ciento de tu sueldo". ¿Escuchaste alguna vez frases como éstas? Seguro que sí. Estas afirmaciones ¿tendrán fundamentos valederos? ¿De dónde viene esta desconfianza, esta crítica generalizada?
De antemano debo advertir, que este tema resulta poco amable, engorroso y difícil de tratar. Sencillamente, porque existe un descrédito en este sentido, que todo lo que se diga, podría resultar vano. Asimismo, numerosos factores, como la ignorancia acerca de la real interpretación bíblica sobre este asunto, sumado al temor de pecar contra los "más ungidos", no nos permiten, a veces, ni siquiera pensar en este tema.
Sin embargo, creo que existe una real necesidad de analizar los dichos del primer párrafo, ya que provienen de nuestra sociedad que continuamente está expuesta a noticias de hechos de corrupción, que fueron originados en ámbitos evangélicos. Llegan hasta nosotros, desde todo el mundo, datos e informaciones sobre líderes, pastores, "predicadores electrónicos", etc., que fueron descubiertos montando el negocio del siglo: Explotar, por dinero, la credulidad de las almas deseosas de encontrar a Dios. Venden ilusiones, a buen precio.
En este sentido, la ostentación, el lujo y la falta de transparencia económica que exhiben muchos hombres y mujeres que dicen ser los elegidos de Dios para predicar el evangelio, fomentan "ésta mala imagen" del cristianismo. Además, la forma directa, descarada, exagerada y abusiva con que se persuade públicamente, desde los púlpitos, a las personas a "dar para la obra de Dios".
Sin embargo, y contra toda oposición, Dios nos acerca con autoridad, un bíblico mensaje que puede combatir y revertir, HOY, esa resistencia al Evangelio de Cristo.
Propongo neutralizar esa desconfianza, que está instalada -y en muchos casos con toda razón- en el llamado inconsciente colectivo de la gente, a través de la vida de alguien que eligió un principio exitoso para vivir y predicar el evangelio y, que hoy, la revelación nos acerca, como ejemplo, para vencer este terrible obstáculo para el Reino de Dios.
El trabajo en la Biblia
Primeramente, observemos qué significación tiene el trabajo. En general, las Escrituras reflejan un elevado sentido espiritual hacia el trabajo. Por ejemplo, se habla del Reino de los cielos como conquista del que trabaja. (Mt. 20:1-16). También, se contrasta al jornalero -encargado de cuidar las ovejas- con el dueño del rebaño, el pastor. El jornalero está sólo interesado en su salario: (Jn. 10:12,13) - "Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata a las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas".
También, se compara al jornalero con la expresión "saco roto", para mostrar lo infructuoso que son los caminos alejados de Dios. En este sentido, jornalero se utiliza como sinónimo de criado y asalariado: (Hageo 1: 5 y 6) - "Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho y recogéis poco; coméis y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto".
Recordemos la creación, seis días trabajó Dios y uno reposó feliz de sus obras. Las Escrituras demuestran que Jesús es un trabajador infatigable: (Jn. 5:17) - "Y Jesús les respondió; Mi padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo".
Sin prisa, sin pausa, Cristo llevó a cabo sus obras. Obras en el original es "ergon", que significa trabajo, faena, ocupación, empresa, tarea, pero también, implica capacidad y poder. (Jn. 9:4) - "me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar".
Los cristianos en general son exhortados a trabajar: "...Si alguno no quiere trabajar que tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entreteniéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan" (2 Tesalonicenses 3:10 y 11).
Para los que creen en Dios, trabajar es estar a la altura de los principios de fe que profesa: "porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo" (1 Timoteo 5:8).
El cristiano debe tener como motivo principal, para ganar dinero, el hecho de tener qué compartir con los necesitados. Es decir, el servicio a la humanidad, a través del trabajo: Ef. 4:28 - "El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad".
Asimismo, la Biblia dice que, con respecto a los dirigentes de la iglesia primitiva, adquieren el derecho de ser sostenidos los que trabajan dirigiendo BIEN los asuntos de la iglesia, los que dan alimento espiritual, es decir, a los que dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza, bajo la voluntad de Dios. (1 Tim. 5:17) - "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar".
Con respecto a las ofrendas, o sea, el dar, la Biblia nos puntualiza que es una disposición que el Espíritu produce en nosotros, es una gracia. La ofrenda cristiana ahora es un acto TOTALMENTE VOLUNTARIO de amor y fe y no como en la ley, que era un acto obligatorio. Este privilegio de dar es universal, debemos dar en proporción a nuestros ingresos, en el Antiguo Testamento era el diezmo, es decir el diez por ciento, esto antecede a la ley. (2 Corintios, capítulos 8 y 9.)
El apóstol Pablo realiza la siguiente pregunta, que intentaremos contestarla:
1 Co. 9:11 - "Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáramos de vosotros lo material?".
Pablo, el apóstol
El apóstol Pablo, que también fue llamado Saulo, fue un hombre dotado excepcionalmente con capacidades y dones para extender, con poder, el Evangelio, en el llamado mundo multicultural del primer siglo. Nació en Tarso, capital de Cilicia. Son ejemplos, su capacidad de trabajo, su férrea voluntad, su constancia, su fe, su amor y esperanza. Fundó iglesias en el Asia menor, Macedonia y Grecia, durante tres viajes misioneros; ministró en Roma y probablemente viajó hasta España predicando el Evangelio. Escribió trece epístolas de la Biblia. Creció bajo las normas estrictas de los fariseos, fiel a la ley. Probablemente a los quince años inició su formación bajo la instrucción de los escribas, Gamaliel fue su maestro.
Pablo fue un apóstol de Dios. Apóstol es una voz griega derivada del verbo "apostello": enviar o despachar. Se emplea en el Nuevo Testamento de tres maneras: designa a un enviado, un miembro del grupo de los doce que Jesucristo seleccionó y en sentido general a maestros y misioneros destacados.
Pablo, el constructor de tiendas
En el antiguo judaísmo era impropio que un Rabí recibiera dinero a cambio de sus enseñanzas, según la costumbre judía. Así, Pablo aprendió un oficio, tenía independencia financiera. De ahí, que el apóstol no le temiera al trabajo manual, fue constructor de tiendas de campaña.
(Hechos 18:3) - "Y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas".
Las tiendas eran viviendas propias de los pueblos nómadas y alojamiento de los ejércitos en campaña. (Generalmente construidos con pieles de cabra negra o camellos, divididas con cortinas de cabra o lana de cabra. El suelo se cubría con mantas de calidad variable según la posición económica de la familia).
Un ejemplo valioso. Pablo se sostuvo económicamente en Corinto. Ciudad capital de la provincia romana de Acaya en el territorio de Grecia. Ciudad más importante de Grecia, que llegó a ser en los tiempos de Pablo un centro de inmoralidad a tal punto que "corintizar" era sinónimo de fornicar. Allí, Pablo trabajó con sus manos y predicó el evangelio y, Corinto, llegó a ser una de las principales iglesias del primer siglo. Hay que tener en cuenta que es doblemente digno el accionar de Pablo, puesto que la actividad de construir tiendas, era tenida en poca estima por los griegos. Por eso, escribe: (2 Co.11:7) - "¿Pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros fueseis enaltecidos, por cuanto os he predicado el evangelio de Dios de balde?".
Pablo y la prosperidad material
En un mundo regido, total y absolutamente, por valores materialistas de esta sociedad, en la que se produce una intensificación del consumo y del uso de los servicios, por influencia del sistema productivo y de los medios masivos de publicidad; y en un ambiente eclesiástico, en cuyos púlpitos resuena más el llamado "evangelio de la prosperidad", que el mensaje cristocéntrico; para muchos no está muy claro el rol del cristiano, con respecto a los bienes materiales.
Es decir, mayoritariamente y erróneamente, se predica: "Ven a Cristo y todos tus problemas económicos serán resueltos, tendrás en abundancia serás prosperado y nada te faltará, nunca más tendrás necesidades económicas". ¿Esto es así? ¿Está en la Biblia? No.
Veamos qué dice el apóstol Pablo:
(2 Corintios 11:23-28) - "¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más: en peligro de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar, peligro entre falsos hermanos; en trabajo y en fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias".
¿Cómo es eso? ¿Pablo el gran apóstol de Dios, el que hizo milagros extraordinarios en el nombre de Jesús padecía necesidades? ¿No tenía fe para que nada le faltara? ¿No creía en la prosperidad que hoy resuena en casi todos los púlpitos de las congregaciones?
(Fil. 4:11 a 13) - "No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece ".
Pablo predicaba en el sentido de compulsión divina. No es la mera recitación de verdades neutrales, por interesante y morales que sean, es Dios irrumpiendo en los asuntos esenciales del ser humano confrontándolo con la demanda de una decisión. Esta predicación provoca oposición.
¿Y lo económico? No cuenta. Porque el cristiano verdadero, (a esta altura es necesario incluir el adjetivo verdadero) si bien puede obtener riquezas, no debe confiar en ellas. Porque ¿qué sucede cuando arremeten crisis económicas? ¿Frenará esa crisis el avance de la Iglesia? De ninguna manera. Por lo menos no debería frenarla. Esto quiere decir que ninguna mala situación económica debería impedir el accionar de la Iglesia verdadera. Dios guarda a sus hijos, tanto en la abundancia como en la escasez.
(Romanos 8:35 y 37) - " ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó". (Note que dice en estas cosas y no fuera).
Debemos buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia y las demás cosas se nos añadirán. Aquí es donde debemos proclamar, como decía Pablo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". Es decir, nos fortalece para vivir bajo la voluntad de Dios, en abundancia y en escasez. Nos enseña a contentarnos. Contentarse era entendido en el sentido de que una persona se bastaba a sí misma, en todas las circunstancias.
Pablo y sus derechos de apóstol
El orden social disponía que los que prestaban algún servicio reciban remuneración, como por ejemplo, en 1 Corintios 9:7:
El soldado, "¿Quién fue jamás soldado a su propia expensa?...".
El campesino, "¿Quién planta viña y no come su fruto? ...".
vEl pastor, "¿O quién apacienta el rebaño y no toma la leche del rebaño?...".
Además, la ley de Moisés permitía una justa recompensa a los que prestaban algún servicio, aún a los animales, como los bueyes: (Dt. 25:4) - "No pondrás bozal al buey cuando trillare".
Y, finalmente, Jesús mismo ordenó sostener a los que anuncian el evangelio: (Lucas 10:7) - "... porque el obrero es digno de su salario...".
Sin embargo, Pablo no usó el derecho legítimo que tenía de vivir a expensas del evangelio. Más adelante veremos que esa era su gloria. Renunció a sus derechos por varios motivos. El principal, sin duda, fue el llamado a predicar el evangelio. El no quería otra cosa. Pablo voluntariamente decidió no reivindicar sus derechos de apóstol porque su recompensa era predicar gratuitamente. Sí, predicar gratis. ¿Tendría una cuenta en Suiza? ¿Recibiría cuotas mensuales de algunos hermanos que a través de contratos le habían asegurado que nada le faltaría? Por supuesto que no.
(1 Co. 9:16-18) - "Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. ¿Cuál es mi galardón? Que predicando el evangelio de Cristo, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio".
La motivación de evangelista lo constreñía por la debilidad de los otros, a quienes incondicionalmente quería ganar para Cristo. (1 Co. 9:19) - "Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número".
Fue un ejemplo en autodisciplina. Él eligió por propia convicción "pelear" de esa manera. No siendo gravoso a nadie. Esforzarse, trabajar con sus manos, pero a su vez, establecer el Reino de Dios:
(1 Co. 9:26 y 27) - "Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea al aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado". (No aprobado)
Trabajó con sus manos para ayudar a los necesitados
Pablo aclaró que dar no es más fácil ni más natural, es más bienaventurado. Dar en el original es "didomi", que significa conceder, permitir, donar, ofrendar, ceder, dar libremente sin ser forzado. La motivación de Pablo no fue el dinero.
(Hechos 20:33 a 35) - "Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir".
(1 Co. 4:12) - "Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos."
Trabajó con sus manos para no ser tropiezo
1 Co. 9:12- "Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿Cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo".
En el espíritu del apóstol estaba la firme convicción de evitar cualquier cosa que constituyera un obstáculo para nuestra fidelidad al Señor y a su doctrina.
(1 Co. 10:32) - "No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios".
Trabajó con sus manos para no ser gravoso
El apóstol Pablo dependía total y completamente de Cristo, por amor. Predicó, cumplió su ministerio, hizo lo que Dios le mandó, fue más allá de sus fuerzas, todo eso, y sin ser carga económica a nadie. Las citas bíblicas que siguen, hablan por sí solas:
2 Co.12:13 - "Porque ¡en qué habéis sido menos que las otras iglesias, sino en que yo mismo no os he sido carga! ¡Perdonadme este agravio!".
1 Ts. 2:9- "Porque os acordáis hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios".
2 Co.12:14 y 15 - "He aquí, por tercera vez estoy preparando para ir a vosotros; y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro, sino a vosotros, pues no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos. Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas...".
2 Ts. 3:8 - "ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga de día y de noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros".
Trabajó con sus manos para diferenciarse de los falsos
Los falsos apóstoles no querían imitar su desprendimiento personal. Pablo estaba decidido a continuar con su política de no depender financieramente de las iglesias, para distinguirse de los que persiguen motivos egoístas.
2 Co. 11: 12 y13 - "Más lo que hago, lo haré aún, para quitar la ocasión a aquellos que la desean, a fin de que en aquello en que se glorían, san hallados semejantes a nosotros. Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo".
Trabajó con sus manos para que nadie lo neutralice
1 Co. 9: 14 - "Así también ordenó al señor a los que anuncian el evangelio que vivan del evangelio. Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria". Desvanezca en el original es "kenoo", significa neutralizar, reducir a la nada. Esta palabra se conecta con la encarnación de Cristo en donde Jesús se despojó de las glorias que acompañaban a su deidad, pero no la deidad misma. Así, Pablo renunció a sus derechos de apóstol peno nunca renunció a ser apóstol.
Trabajó con sus manos para darnos un mensaje a nosotros
Claramente, Dios nos entrega un mensaje en el ejemplo de Pablo. Un mensaje cargado con un principio de amor: preocuparse por los demás dando ejemplo con nuestras propias conductas. Y, no solamente hablando sino haciéndolo. Pablo no ostentó las libertades que le pertenecían. ¡CUIDADO! Existe un peligro. Está sucediendo. ¿Cómo nos sostenemos, los que predicamos el evangelio de Cristo? ¿Cómo vivimos? ¿Qué mensaje damos a los demás? Apóstoles, profetas, maestros, evangelistas, pastores, deben negarse a ustedes mismos. Pablo, nos advirtió con su ejemplo. Autocontrol. ¿Tenía derecho a vivir del evangelio? Ya vimos que Sí, Pablo tuvo derecho a vivir del Evangelio.
Pero no usó ese derecho. Convengamos que para gloria de él pero para vergüenza de los demás. ¿Quién no habría querido contribuir siquiera con algo, para apoyar el trabajo de Pablo? De hecho, algunas iglesias lo hicieron, como los de Macedonia.
Pero él eligió esa senda.
Trabajó con sus propias manos para sustentarse y, claro está, con este proceder no violó ninguna moralidad bíblica.
Pero, sí, con este principio entró al mundo de otros y los llevó a la salvación.
Fue creíble.
Tuvo autoridad.
Dio el ejemplo.
Amó a las almas, pero más a Cristo, por él lo dio todo. Aún su propia vida. Le cortaron la cabeza, pero antes había dicho "He guardado la fe". Sí, señores, esto es la fe.
Consideremos el resultado de su proceder y comparémoslo con el de hoy. ¿Quieres tener algo del éxito de Pablo en tu ministerio? Bien, ten en cuenta que él no midió su gozo por la satisfacción de sus necesidades materiales, su suficiencia estaba en Cristo. ¿Tú, con qué mides tu satisfacción?
2 Corintios 7:2 - "Admitidnos: a nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado".